Hace mucho, muuuucho tiempo, yo era un adicto a los lapices, a las tramas, a las texturas y a los detallitos casi invisibles. Pues he vuelto a experimentar la relajante y casi zen sensación de dejarte un buen rato en un dibujo línea a línea… ohmmm. Os dejo con una especie de… gato chungo mercenario: